hay 593.000 centenarios en todo el mundo; mientras que las Naciones Unidas prevé que en 2050 serán 3,7 millones. Este grupo de personas son aquellas que viven al menos 100 años. Y, para la ciencia, la genética desempeña un papel importante en el envejecimiento saludable, además de la actividad física, el apoyo social y el lugar de residencia.
En ese sentido, la nota resaltó que “la razón por la que alguien puede vivir más de 100 años empieza por su ADN, es decir, los genes que ha heredado de sus padres”. “No se puede llegar tan lejos sin haber ganado la lotería genética al nacer”, afirma S. Jay
Olshansky, profesor de salud pública de la Universidad de Illinois en Chicago. “Así que la regla número uno va a ser la genética”, explicó.
Incluso, destacó que “cuanto más vivan tus padres, más probabilidades tendrás de vivir una vida más sana y larga”. “Probablemente no se trate de un único gen, sino de un perfil, una combinación de genes”, aseguró Ferrucci.
Al tiempo que Nir Barzilai, director del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento de la Facultad de Medicina Albert Einstein del Bronx, quien estudió la vida de cientos de centenarios y sus familias, señaló que los hijos de los centenarios son “unos 10 años más sanos” que sus contemporáneos y esto podría estar relacionado con distintos genes que contribuyen a una larga vida.
Por ejemplo, según indicó, aquellos con una determinada mutación en la hormona del crecimiento “tienen muchas probabilidades de vivir más” porque sus células gastan más energía en mantener las células existentes, no en hacer crecer otras nuevas. Es por eso que advirtió: “Queremos encontrar todos los genes de la longevidad”, mientras que Olshansky confesó: “Soy portador, por ejemplo, de dos conjuntos de genes asociados a la longevidad”.
Más allá de esta situación, los expertos advierten que los buenos genes sólo sirven hasta cierto punto, ya que algunas investigaciones sugieren que la genética representa alrededor del 25% de la longevidad. El otro 75% se vincula con el entorno: dónde se vive, qué se come, con qué frecuencia se hace ejercicio y el sistema de apoyo que se tiene a través de amigos o familiares.
Es más, recientes investigaciones indican que “el estrés de la vida afecta directamente a algunos de los mecanismos biológicos del envejecimiento”, además de otros factores, como son los distintos tipos de contaminación. “Estamos descubriendo que el secreto de la buena salud no está sólo en nuestro comportamiento, sino también en lo que hace nuestra sociedad para mejorar la salud de nuestra población”, afirmó Ferrucci.
Fuente infobae.